viernes, 1 de enero de 2016

Mi cuerpo agua se diluye, se
trastorna, se relaja, se reconoce,
se desliza,
entre la realidad y la danza.

Soy infinitas moléculas de agua
inundando la habitación,
mar salado, ojo de agua fresca,
abrevadero.

Rompo mis límites de ánfora y
me sumerjo, respiro bajo
el agua clara que me conforma
y reconozco mis profundidades
abisales.

Estoy a mi merced, con todas
mis mareas, me purifico y me
salvo. Mujer, agua vertida,
diáfano reflejo de mi alma...


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