sábado, 16 de enero de 2016

Inés
La raíz después de la muerte.
Inés
La comprada, pero nunca vendida.
Inés
La superviviente.
Inés 
la trabajadora, la inocente, la niña.
Inés
Flor cortada antes de la plenitud.
Inés
La llorada muchas veces.
Inés
La que no pudo quedarse.
Inés
La ausencia.
Inés
La de ojos misteriosos y felinos.
Inés
La deseada inasible.
Inés
El trabajo como única vida.
Inés
La que de alegrías tuvo llanto.
Inés
La que con su muerte dejó hermanos y madre.
Inés
La que dejó huérfanos a sus hijos.
Inés
La imagen que se pierde en el olvido.
Inés
La piedra angular de nuestra sangre.
Inés
Un vacío que late en muchos cuerpos.
Inés
La que nadie sabe cómo era.
Inés
La sin historia, la que no se recuerda pero existió.
Inés
Mi abuela a la segunda potencia.
Inés
La madre de mi padre.
Inés
La madre de mi madre.
Inés
Hija de Juana, hermana de Julia y Mario.
Inés
Repito tu nombre y lo pierdo cuando lo gano.
Inés
Con mi existencia confirmo tu vida.
Celia
El cielo en una tarde de verano.
Celia
El cesto que sostenías en tu frente.
Celia
Las ramas que cargabas en tu espalda.
Celia
La que miraba, abrazaba, contenía.
Celia
La solidez de una raíz en huesos anchos.
Celia
La que trabajó cuando nadie más lo hizo.
Celia
La del fogón, el campo y la casa.
Celia
La de las caricias brindadas y las lágrimas escondidas.
Celia
La fuerte, la grande, la sobreviviente.
Celia
Canas en una cabeza que pensaba.
Celia
La que perdió, la que lloró, la que enterró.
Celia
La que a pesar del dolor dijo adiós.
Celia
La madrugadora, la que sembró, y supo cosechar.
Celia
La de las manos callosas, la rústica, la sencilla.
Celia
La que llevaba huevos recién puestos para su niña.
Celia
La que me llevaba frutas, verduras, alimento.
Celia
La de sabor a granada y durazno.
Celia
La que nunca me exigió amor de vuelta.
Celia
La que supo estar sin estar.
Celia
La que al abrazar olía a humo de pino.
Celia
La de escasos dientes.
Celia
La de mirada de cielo cansado.
Celia
La de arrugas en la piel, faldas largas y sombreros.
Celia
La de mirada fuerte, voz pausada, la contundente.
Celia
La que habitó una casa llena de memorias y fantasmas.
Celia
Nuevamente soltera en su vejez.
Celia
La artesana, la de manos creadoras sin caricias.
Celia
Manos de trigo martajado, pies andados, polvosos.
Celia
La que se vivió a sí misma.
Celia
La que nunca me dijo nada más que su silencio.
Celia
La que me abrazaba en lugar de hablarme.
Celia
La que se fue sin despedirse.

viernes, 1 de enero de 2016

Mi cuerpo agua se diluye, se
trastorna, se relaja, se reconoce,
se desliza,
entre la realidad y la danza.

Soy infinitas moléculas de agua
inundando la habitación,
mar salado, ojo de agua fresca,
abrevadero.

Rompo mis límites de ánfora y
me sumerjo, respiro bajo
el agua clara que me conforma
y reconozco mis profundidades
abisales.

Estoy a mi merced, con todas
mis mareas, me purifico y me
salvo. Mujer, agua vertida,
diáfano reflejo de mi alma...